El 19 de julio 1781, hace 240 años, perdió la vida nuestro paisano Fray Francisco Hermenegildo Tomás Garcés Maestro, en lo que se llamó “El levantamiento de Yuma”. Deberíamos preguntarnos qué motivó dicho levantamiento, pero sin caer en el presentismo. Básicamente fue un cúmulo de factores relacionados con la colonización de La Nueva España, los incumplimientos de los acuerdos por parte de los mandos españoles con los nativos americanos, la destrucción de sus cosechas, así como la falta de efectivos necesarios para proteger las nuevas misiones y pueblos colonos. La rebelión indígena estalló el 17 de julio de 1781, mientras Garcés estaba celebrando misa. Él y su hermano de hábito sobrevivieron a la furia del primer día y se dedicaron a oír en confesión a los españoles moribundos, acabaron refugiándose entre algunos nativos que permanecían fieles. A pesar de que el jefe Yuma, Salvador Palma, había ordenado respetar a Garcés, un traidor los descubrió y Barreneche y él fueron asesinados a mazazos. Los restos de los frailes fueron recuperados en diciembre de 1781 y, en un primer momento, se trasladaron a la misión San Pedro y San Pablo de Tubutama, en Sonora. Más tarde, se les dio solemne sepultura, el 19 de julio de 1794, en el Colegio de la Santa Cruz de Querétaro, México.
La historia nos dice que Fray Garcés fue un actor clave como misionero y explorador en el suroeste americano, realizando extensas exploraciones en los desiertos de Sonora, Colorado y Mojave, el río Gila y el río Colorado, desde el golfo de California y el valle del río Colorado inferior hasta el Gran Cañón. Así como un hombre bueno que 240 años después su muerte sigue siendo recordado y honrado tanto aquí como en esas tierras lejanas.
D.E.P. Mosén, su pueblo no le olvida.